En Maureillas Las Illas, cerca de la frontera española, la Comunidad de la Roche d’Or brinda un amplio espacio de acogida. El paisaje “bíblico” de esta región, el bosque mediterráneo, los numerosos caminos, torrentes y cascadas, hacen de ese lugar un terreno enormemente propicio para un tiempo de renovación.
Mediante la acogida, la predicación y la mejora de la propiedad, la Comunidad despliega su misión de evangelización. En un clima de sencillez nazarena, propone numerosos retiros: predicación itinerante, trabajo al aire libre, espacio de interioridad y de paz, intercambios espontáneos de vida y de fe, todo responde a las expectativas de renovación y de silencio tan buscados hoy en día.
En 1986, la Comunidad adquiere el Mas Quinta, en Maureilllas: una casa que permitía a Florin Callerand alojarse durante sus numerosas estancias de tratamientos en Amélie-les-Bains (a 25 km). Para él y para la comunidad, esta casa sirvió durante unos quince años como lugar de reposo, renovación, trabajo intenso sobre las escrituras, trabajo de mejoramiento de esta tierra tan cercana a Tierra Santa por muchos aspectos.
Rápidamente, la intuición de crear un lugar para la evangelización emerge en el corazón del padre Callerand, pero los muchos obstáculos administrativos hicieron que, pese a tantos proyectos, no viera su realización.
Encinas como en el Monte Carmelo, olivos como en Jerusalén y eucaliptos como en Atenas y en Patmos… Florin Callerand
Hasta el año 2000 no se presentó la oportunidad de comprar las casas de Les Fontanilles. El padre Roger Robert, Françoise Porte y toda la Comunidad se comprometen, en ese momento, en la aventura de Les Fontanilles. Se trata de crear y animar una segunda “casa”, con una presencia comunitaria permanente.
En 2003 se iniciaron los primeros retiros. Desde el comienzo aparece la necesidad de agrandar los espacios de acogida. Ahí también muchos obstáculos frenaron el avance de los proyectos. Hubo que esperar hasta el 2011 para que una obra de construcción se pudiese poner en marcha. Tras dos años cerrado por obras, Les Fontanilles reabrieron sus puertas en el 2014 y actualmente se desarrolla allí una actividad de retiros y acogida de grupos de la diócesis y de la región.